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Permiso de paternidad: es tu oportunidad

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¿Estás tomando una cerveza con tus amigos y os habéis quedado sin tema de conversación? Saca la extensión de los permisos de paternidad y pregúntales qué opinan: tienes debate para rato. ¿Quieres comprobar la diferencia de perspectivas entre distintas generaciones? Recaba opiniones de padres y madres que se lleven más de 10 años: sólo con esto verás un cambio relevante. ¿Más bien te interesa conocer los bajos instintos ocultos de la especie humana? Continúa preguntando hasta que alguno de los presentes se sincere de verdad y dé su opinión real sobre el tema…

El actual gobierno emitió en el Real Decreto-Ley 6/2019 de marzo una nueva regulación sobre los permisos de paternidad y maternidad, cuyo tema central consiste en la extensión del permiso de paternidad, desde las actuales cinco semanas a ocho empezando este 1 de abril, extendiéndolo después de manera progresiva hasta 16 semanas en 2021, equiparándolo así con el de la madre.

Según dijo la Ministra de Igualdad, Carmen Calvo, cuando anunció estas medidas: “La maternidad no puede ser un arma en contra del desarrollo laboral y ciudadano de las mujeres, sino una opción libre de la mujer” (y yo añadiría de su pareja cuando la tenga). En nuestra investigación propietaria realizada con 350 hombres y mujeres profesionales de diversas edades, el 29% de ellas declaró haber tenido dificultades en los últimos tres años por el hecho de ser mujer, mientras que el 37% de los hombres aseguró haber conocido casos así, todos de forma directa (su mujer, su pareja, su hermana, una compañera de trabajo) y abrumadoramente por temas relacionados con la maternidad.

¿Qué impacto podrá tener esta medida en este problema? En una miniencuesta realizada en LinkedIn a padres y madres profesionales, el 70% se mostró de acuerdo en equiparar ambos permisos. Y sorprendentemente, o quizás esperanzadoramente, los hombres se mostraron más optimistas que las mujeres, pues un 75% apuntó que la ampliación del permiso podría mejorar mucho la situación de discriminación de la mujer en la empresa por cuestiones de maternidad, frente a solo un 55% de las mujeres que sostuvo lo mismo.

Otra muestra. Un director general de multinacional me contaba que a la hora de asignar una persona a un proyecto relevante a corto plazo, en este caso un hombre, salió a colación que esta persona se iba a ir de baja en breve durante dos meses por paternidad (las 8 semanas), y que probablemente no sería el candidato indicado para el puesto. La increíble novedad de esta discusión es que pueda ser la misma, sea el candidato un hombre o una mujer. Algo impensable hace muy poco tiempo.

Sin embargo, esta dinámica me inquieta con otro posible efecto no deseado. Tal como comenta uno de los encuestados y cito textualmente: “Me temo que este permiso sin otras medidas acabe perjudicando a los matrimonios con hijos, porque extenderá a los padres la discriminación que ahora padecen las madres. Las empresas empezarán a preferir trabajadores (varones o mujeres) sin expectativas de tener hijos y empezarán a discriminar a los hombres que tengan hijos o parezca que pueden tenerlos en un futuro.” ¿Empezaremos a ver realmente este tipo de comportamiento en las empresas, en un país donde la tasa de natalidad ya es de las más bajas de Europa?

Vayamos a otra cuestión. Pertenezco a una generación en la que los padres únicamente podían tomarse 3 días por paternidad, en los que solo daba tiempo a hacer el papeleo, recados varios, casi mirar de reojo a tu recién nacido y nada más. Quizá en parte por esto y por otros motivos, conozco bastantes hombres, según ellos mismos dicen, a los cuales sus propios hijos solo les llaman la atención cuando “empiezan a hacer algo”, o que solo les “interesan a partir de los dos años” (en cambio, solo conozco una mujer que se ha expresado así). Si hombres como estos están en casa desde el primer momento y comparten el cuidado del bebé desde el principio, entiendo que esta forma de pensar debería de cambiar. Pues estar cerca de tu bebé, quererlo, cuidarlo, alimentarlo, estimularlo, protegerlo y además observar su crecimiento y evolución es algo fascinante y maravilloso, que debería ser vivido en toda su intensidad por toda persona que haya tomado la decisión de ser padre o madre.

Y así parece ser, pues tanto los hombres como las mujeres nos responden prácticamente en igual proporción (67% ellos y 65% ellas) que con la ampliación del permiso mejoraría mucho o contribuiría a la igualdad total la participación del padre en los cuidados de los hijos. Un joven abogado que trabaja en un prestigioso despacho jurídico me relató que está dispuesto a tomarse la baja de paternidad en su totalidad. Es consciente de que podría tener repercusiones en su carrera, pero quiere hacerlo por su mujer, por su futura familia y por una cuestión de principios. No se va a tomar la baja a las bravas, estará conectado y con disponibilidad si surgen urgencias, pero es un gran paso para él y para esta firma. Estoy convencida de que este hombre pensará diferente (aunque lo piensa desde ya) sobre el cuidado de los hijos y el rol que él ocupa en la familia, respecto de otro que nunca tuvo esta oportunidad o teniéndola, no la aproveche.

Y quizá ese es el quid de la cuestión. Está por ver que los hombres realmente se acojan a esta medida, en el sector profesional. Está claro que las nuevas generaciones están mucho más dispuestas a hacerlo y que las empresas y sus directivos actuales, generalmente de mayor edad, tendrán que acostumbrarse a esta nueva dinámica. Un consejero delegado de una gran corporación no ocultaba su malestar ante la baja por paternidad que un hombre de su equipo de dirección quiere tomar. Es más, de los encuestados, únicamente el 22% pensaba que los hombres tomarían la totalidad del permiso. Probablemente por esto, más del 55% piensa que este permiso debería de ser obligatorio. Además, y quizá más preocupante, menos del 40% pensó que los hombres se van a dedicar realmente a cuidar de los hijos y del hogar durante este permiso, en medida comparable a la madre.

Quedan muchos temas en el tintero: nuestros condicionantes culturales al respecto, la necesidad de extender la baja de la madre (la media de la OCDE es de 19 semanas), la libertad para distribuir los permisos secuencialmente entre los progenitores, el elevado coste en las arcas de la Seguridad Social (aproximadamente 1.000 millones de euros anuales a partir de 2021 según El Confidencial), los permisos de lactancia y otro sinfín de cuestiones.

En fin, aún a sabiendas de que las bajas por maternidad o paternidad son solo el principio, porque el lío viene después con el cuidado de los hijos (reducción de jornada, permisos, disminución de foco en el trabajo, etc.), me declaro totalmente partidaria de equiparar el tiempo de permiso de paternidad con el de maternidad, por las dos razones principales que hemos tratado en el artículo:

  •  Esta medida supone un paso muy importante para ayudar a eliminar la posible discriminación de la mujer en el trabajo por razones de maternidad. Pero tengamos mucho cuidado de que entonces no discrimine a padres y madres.
  • También creo que esta medida puede contribuir, incluso más que el aspecto anterior, al papel igualitario de la mujer y el hombre en el cuidado de los hijos.

Y en definitiva, a crear familias más cohesionadas, más equilibradas y por tanto a contribuir a una sociedad más compartida, y por qué no, más feliz.

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